De los tres papas que visitaron México, dos Juan Pablo II y Francisco I pisaron suelo chihuahuense, y dejaron mucho más que emociones de la feligresía y actos inéditos, compartieron contundentes mensajes políticos que décadas después siguen mermando a la sociedad y la política.
Juan Pablo II fue el primer jerarca de la Iglesia Católica en venir al país, y lo hizo un total de cinco veces, entre el 26 de enero de 1979 y julio de 2002, mas el 10 de mayo de 1990, Karol Józef Wojtyła, pisó tierras chihuahuenses.
La histórica visita a la capital chihuahuense se dio justo en el Día de las Madres, por lo que cobró un significado especial, ya que el polaco siempre se pronunció como fiel devoto de la Virgen María y en especial de nuestra Guadalupana.

Ese día, el primer Papa no italiano en más de 450 años, arribó al aeropuerto internacional “Roberto Fierro”, de la capital chihuahuense, y recibido por el entonces gobernador Fernando Baeza Meléndez, así como por autoridades eclesiásticas para trasladarse a los llamados Campos Limas, en lo que actualmente es la sede del Estadio Monumental de Béisbol, en la Deportiva Sur.
Se calcula que para escuchar su mensaje se concentraron de manera presencial más de 1 millón de personas, toda vez que no solo chihuahuenses, sino gente de otras ciudades y estados tanto de México, como de Estados Unidos, acudieron a presenciar la inédita visita papal en las 42 hectáreas de terreno baldío.
Entre la numeralia destaca la impresión de 600 mil boletos para “controlar” el acceso, la organización de rutas especiales que partieron de 80 templos, la concentración de miles de personas voluntarias para la logística, y un mensaje del Santo Padre que actualmente se puede ver en la plataforma virtual de YouTube.

De manera previa a la homilía, San Juan Pablo II saludó a enfermos, y en su mensaje habló sobre la defensa de la familia como base de una sociedad justa, el derecho a una educación en valores, la importancia de la libertad religiosa, y una tema que retomarían sus sucesores: la necesidad de que las autoridades combatieran el narcotráfico y el crimen organizado.

En homenaje al significativo evento, se construyó una escultura de metal con su imagen de pie sobre una esfera que semeja el globo terráqueo, gracias a la fundición de llaves donadas por la población, y fue colocada frente al Estadio Monumental, sobre la avenida que lleva su nombre, que es el Boulevard Juan Pablo II.
Posteriormente el Papa regresó a México, mas no a Chihuahua, y en agosto de 1993 acudió a la Ciudad de México, en 1999 estuvo en el Estadio Azteca, y en julio de 2002, ofició la canonización de Juan Diego y beatificó a los indígenas de San Francisco Cajonos.
El segundo pontífice en estar en la nación mexicana, fue Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, quien el 23 de marzo de 2012, estuvo en Guanajuato, recibido por el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa, y en su mensaje pidió orar por la niñez, en medio de escándalos internacionales de pederastía cometida por sacerdotes.

Para el 2016 Chihuahua volvió a la agenda papal, con el recién fallecido Francisco I, Jorge Mario Bergoglio, quien se convertía en el tercer “Vicario de Cristo” en acudir a México, ahora para ofrecer una misa binacional, desde la fronteriza Ciudad Juárez, pues el enfoque eran las y los migrantes.
De esta manera, el 17 de febrero de ese año recordó que estas personas son “hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado, ellos son ‘carne de cañón’, son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de violencia y del infierno de las drogas”.
Ahí mismo, en Ciudad Juárez, habló también sobre los feminicidios: “Qué decir de tantas mujeres a quienes les han arrebatado injustamente la vida. No más muerte, ni explotación”.

El Papa Francisco volvió a referirse a Chihuahua dos veces más, años después de su última visita, una cuando el 29 de marzo del 2023 pidió rezar por las y los 40 migrantes que murieron dentro de un centro de detención del Instituto Nacional de Migración, en Ciudad Juárez.
“Recemos por los migrantes que fallecieron ayer en un trágico incendio en Ciudad Juárez, México para que el señor los reciba en su reino, y dé consuelo a la familia”, oró el pontífice desde la sede del Vaticano.
Luego el 22 de junio del 2022, expresó su consternación por el asesinato de dos jesuitas, y de un laico, que era un guía de turistas, ocurrido dentro de la parroquia de Cerocahui, Urique, en la Sierra Tarahumara.
“Mi dolor, mi tristeza, por el asesinato de dos religiosos hermanos míos, jesuitas. ¡Cuántos asesinatos en México!”, dijo Francisco I.
Al respecto, el entonces presidente de México, Andrés Manuel López Obrador no quiso responder los comentarios del Papa, y prefirió mostrar su admiración por el pontífice.
También del Papa Francisco se esculpió una figura alusiva a su visita, que lo muestra a él con una paloma que se posa en su mano, una imagen que se vivió de manera emotiva durante su presencia en la frontera, y que está ubicada en El Recinto, a escasos metros de la línea divisoria entre ambas naciones.
La figura, de 4.60 metros de altura fue colocada cerca del Río Bravo, pues se dedicó a quienes han perdido la vida al intentar cruzar hacia el país norteamericano.