Con sombreros texanos manchados con color rojo, como salpicados con sangre, la bancada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) encabezada por su coordinador Rubén Moreira Valdez entró al salón de sesiones como “símbolo de protesta” por el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez.
Uno a uno de los legisladores del tricolor colocaron sus texanas en los micrófonos de sus curules, mientras terminaban de afinar el orden de sus intervenciones en tribuna para discutir el dictamen de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2026.
Minutos después arribaron los panistas con veladoras encendidas tan grandes como un cirio que también colocaron como si fuera una ofrenda en sus curules.
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